domingo, 12 de abril de 2015

2245

GABRIEL LOSA – gabi.losa@glasgou.com - 19:17 (hace 5 minutos)
Para: Matthew D., Juan R., Salomé C.
“Re: Casa Thames :( ”

Hola, chicos.
Buenas tardes. O buenos días, o buenas noches; no sé bien qué hora es donde está cada uno (pensar que me sabía esas cosas de memoria cuando apenas se fueron). Los molesto para chequear si recibieron mi mail de hace unas semanas. Les contaba que pasé por Casa Thames (si estaba cerca, siempre me desviaba unas cuadras para pasar por la puerta) y vi un cartel de “vendido” en la pared, con el ominoso anuncio de que iban a convertir el lugar en una de esas torres sin personalidad que se propagan por la ciudad.
¿Vieron ese mail? Les soy sincero, ese día medio que perdí los cabales. Traté de tranquilizarme, pero se me hacía difícil. Se me hacía difícil dormir, concentrarme, llevar una vida normal… mi cabeza siempre volvía al tiempo en esa casa enorme donde nos conocimos y compartimos estudio, idiomas, fiestas y aventuras. Si bien ya hace años que volvieron a sus países, creía que mientras la casa estuviera ahí, iba a haber una segunda vuelta. Y al ser el único que quedó en la ciudad, me sentía el guardián del lugar. Al ver que Casa Thames iba a desaparecer, sentí que había fallado, que se me escapaba de las manos la posibilidad de volverlos a ver y de experimentar nuevamente esos buenos momentos. Al ver el “vendido”, ya no podía hacer nada para evitar que desapareciera nuestro pedazo de Buenos Aires.
¿O sí?