Chiche
abrió los ojos. Afuera, aún era de noche.
Miró el reloj digital de la mesa de luz y sonrió mientras se
incorporaba. “Cuando llegas a esta edad, la vejiga es el más certero de los
despertadores”, pensó mordaz. Se puso las pantuflas y se dirigió lentamente
hacia el baño. No tardó mucho, pero al salir ya estaba completamente desvelado.
Cada vez dormía menos, y eso lo preocupaba. No desde el punto de vista médico,
sino porque el día tenía cada vez más horas para llenar. Puso la pava, preparó
el mate, y se sentó en la mesa del comedor a ver el amanecer por la ventana.
martes, 31 de marzo de 2015
miércoles, 18 de marzo de 2015
Incoherente #1
El dragón escupe fuego sobre mi cabeza. Me agacho, aterrado de que se
chamusquen mis escasos cabellos. Cuando la llamarada se extingue, el dragón se
retira y la oscuridad invade la cueva. Prendo mi linterna y un diminuto haz de
luz ilumina una pequeña porción de universo delante de mí. El mundo puede ser
una esfera; o plano y circular, flotando sobre cuatro elefantes posados encima de una
gigante tortuga que flota en el espacio, impaciente de llegar al fin de la
galaxia. No sé. No me interesa. Sigo caminando.
Romeo y Julieta mueren, más que por amor, por falta de comunicación.
Escribo entonces en las paredes de la caverna: “Gabriel estuvo aquí. Ojo con el
dragón”.
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