Cuando trascendió que el alcalde del enorme estado selvático
arreglaría con una multinacional para construir una torre de telefonía celular
en el medio del monte, el rechazo entre los habitantes fue absoluto. Los
descendientes de los pobladores originarios eran temerosos a los cambios y
preferían seguir viviendo en la precariedad de la agricultura, la pesca y el
turismo agreste. Acercándose las elecciones, el político priorizó cuatro años
más de mandato a ganar un poco de dinero y la torre jamás se construyó.
Marina no
tenía idea de nada de esto. Solo podía hacer fuerzas para no desmayarse,
mientras miraba desesperada como su celular ignoraba, impasible, la consulta
sobre la serpiente, y trataba de callar al guía que arrodillado frente a ella
le aseguraba, en un español quebrado, que probablemente no fuera nada grave.
* * *
*
Existen
miles de razones por las que la gente hizo tratos con el diablo: riquezas,
amores no correspondidos, perfeccionar un arte, la octava Libertadores... pero
ninguna tan ridícula como la de Guillermo, que luego de no pegar un ojo toda la
noche, entre mala sangre, Google y casi incendiar el balcón, le vendió el alma
al Oscuro a cambio de la habilidad de prender como un campeón el fuego para el
asado, intentando así congraciarse con sus suegros en ese primer almuerzo. La
mañana fatídica en cuestión llegó a la estancia para comprobar, con un nudo de
hielo en el estómago y escuchando risas que venían de quién sabe dónde, que sus
suegros habían comprado ravioles.
* * *
*
“Usted se
toma esta poción y el hombre de su vida caerá rendido a sus pies”.
“¿Va a tener
aun peor mal aliento?”
“¡Mica, por
diossss! Discúlpela, no se sabe comportar. ¿Lo dice en serio?”
“Sí, un
sorbito y asunto resuelto”.
Ya en la
calle:
“Flor,
dejate de joder. Debe ser agua sucia eso. Lo máximo que puede pasar es que
tenga un poco de efecto placebo”.
“¿De qué?”
“Como pensás
que el líquido te está ayudando te sugestiona a actuar como si lo hubiera
hecho. Al esperar que te ayude a conquistar a Gonzalo, te va a dar la confianza
para poder hablarle sin babearte como hacés habitualmente”.
“¿Como el
agua especial de Space Jam?”
“Exacto”.
Florencia le
prometió a la amiga que tiraría la poción apenas llegara a la casa. Apenas
cruzó el umbral se la tomó entera de un trago. La gastroenterocolitis
fulminante la dejó doblada de dolor, en cama y con dieta estricta. Sus amigos
la visitaron a ver como estaba: Micaela aprovechó para cagarla a pedos y
Gonzalo para cuidarla y hacerle compañía.
En su casa,
la bruja sonreía en la oscuridad creyendo que sus poderes eran reales,
loquísima.
* * *
*
Mi madre
siempre usó el pollo entero en sus comidas. Los guisos, las sopas y las
cazuelas debían alimentarnos a los cinco, mis padres, y sus tres hambrientos
hijos varones, por lo que adentro de la olla no solo iba la carne, también los
huesos y los menudos. El corazón y el estómago cotizaban alto, mientras que el
hígado, probablemente por su consistencia blanda y arenosa, era dejado de lado
y consumido por alguno de mis padres. La pelea definitiva era por quién se
comía el cogote. El cuello del ave tenía un suspiro de carne, pero el hambre lo
hacía delicioso.
Si bien los
huevos batidos con azúcar desaparecieron de mi casa apenas mi madre oyó hablar de
salmonella, la noticia de que los pollos estaban llenos de hormonas de
crecimiento, presuntamente nocivas, y que estas eran inyectadas por el cuello
no levantó sospechas en su abultada agenda de "cosas que podrían llegar a
matarnos" y, por lo tanto, no hizo mella en su cocina.
Es por eso
que les hablo hoy, con mis pechos, desproporcionadamente turgentes para un
hombre de mi contextura, como prueba de que los pollos de criadero son
perjudiciales y los insto a: primero, dejar de sacarme fotos quien sabe para qué
y segundo, a consumir orgánico. Gracias.
* * *
*
La campana
sonaba y los perros salivaban.
Lo que
Pavlov no notó hasta que fue demasiado tarde era que si bien estaba acertado en
cuanto al condicionamiento, y a que lo hacían en respuesta a un estímulo, no
era preparándose a comer el alimento balanceado que el científico les metía en
la jaula, era imaginando que lo devoraban. En parte deseosos de volver a probar
verdadera carne, en parte para finamente dejar de escuchar ese tintineo infernal
que les perforaba los oídos.
Esa mañana
abrió la jaula con una sonrisa, imaginándose en Suecia recibiendo el Nobel. En
una mano el plato de comida, en la otra la campanilla agitándose sin parar. Esa
mañana los perros tuvieron suficiente.
* * *
*
Aun cayendo
le pareció que la espera hasta estrellarse contra el suelo era demasiado larga.
* * *
*
Le pidió a
una estrella fugaz dejar de ser tan mufa. Era un avión cayendo en picado.
* * *
*
Fiel reflejo
de su padre, el anticristo era el bebé más hermoso y comprador de la nursery.
Todo el mundo estaba a su disposición.
Lo mismo
pasó en la escuela, en la universidad, en campaña y durante la última de las
guerras.
* * *
*
Siempre me
pareció tan pintoresco como estúpido que algunos personajes de ficción tuvieran
nombres que delataran sus intenciones, pasados o personalidades.
Ejemplo: por
si no es suficiente con el rictus consumido por la maldad, el maltrato
generalizado a la gente que la rodea y los múltiples abrigos de piel de animal
muerto... ¡la mina se llama Cruella de Vil! ¡Sé que es prejuicioso, pero vamos!
Si me llamara Cruella de Vil haría lo imposible para distanciarme del estigma
de mi nombre, no lo acentuaría de todas las formas posibles. Los perritos no
tienen la culpa de todo el quilombo que se arma, pero los imbéciles de los
dueños merecían que los hicieran abrigos a ellos.
Otro ejemplo
que me indignó a extremos violentos por lo obvio, lo desapercibido y, por sobre
todo, lo premonitorio: Remus Lupin, de la saga Harry Potter. Su apellido es una
deformación de la palabra lobo en latín (lupus) y su nombre es el de uno de los
fundadores de Roma, que creció al cuidado de una loba. ¿Qué es el tipo? Un
hombre lobo. Además, no es que se cambió el nombre una vez que lo maldijeron de
licantropía, ¡se llamaba así de antes! ¿Qué onda, el hombre lobo que lo mordió
andaba buscando a alguien con un nombre acorde? Encima en la escuela, salvo los
que sabían de antemano, NADIE sospecha que el tipo es un hombre lobo. Es una
escuela prestigiosísima, con estudiantes de primer nivel, ¿nadie sabe latín,
historia, mitología o no es un boludo? Aunque viendo toda la saga, donde
aprenden diez mil pelotudeces pero jamás algo útil en la vida real, donde
finalmente VIVEN LOS MAGOS, no me sorprende que se les escaparan esas cosas.
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